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Tabaco, economia y buenos propósitos

Unitat de Tabaquisme. Hospital de Santa Maria

La mayoría de artículos que hablan sobre los perjuicios del tabaco suelen comenzar de la misma manera: "el consumo de tabaco es la principal causa de morbi-mortalidad en los países industrializados".

Las patologías relacionadas con el consumo de tabaco son uno de los motivos más importantes en la consulta habitual en el ámbito sanitario en general y, en la atención primaria en particular. Alrededor de 29 son los problemas de salud más directamente relacionados con el consumo de esta droga. El grueso del gasto, sin embargo, se dedica a cinco patologías más específicas: la enfermedad coronaria (con un gasto de 3.600 millones de euros / año), la enfermedad obstructiva crónica (EPOC) (con un gasto de 3.000 millones de euros ), los trastornos cerebrovasculares (710 millones de euros), el asma (267 millones de euros) y el cáncer de pulmón (163 millones de euros). Se considera que el gasto sanitario atribuible al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco suponen el 15% del presupuesto sanitario total1. En Europa, el gasto sanitario y social del tabaco supone el 1,7% del PIB. Es cierto que el tabaco está cargado con fuerte impuestos que, en definitiva, aportan más dinero al Estado. Este suele ser un argumento utilizado por muchos fumadores para defender su conducta. Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), por cada euro aportado por los impuestos del tabaco, se gastan dos en gasto sanitario por este mismo motivo. A pesar de ello, en Cataluña sigue fumando el 28,9% de la población general.

Queda claro que, al menos hasta ahora, los motivos económicos no han servido para disuadir a los fumadores y fumadoras para abandonar el hábito adictivo. Los motivos relacionados con la salud han priorizado las listas de demandas. Primero, para evitar el sufrimiento provocado por el consumo. Más tarde, como inversión para evitar la enfermedad y mejorar la calidad de vida. En otras ocasiones, lo que motiva pedir ayuda para dejar de fumar es la presión de la familia (rezos de los hijos, especialmente, para que los padres abandonen tan molesta conducta). Pocas veces sin embargo, la toma de conciencia hace que el fumador o fumadora quieran dejar de serlo. Últimamente, asistimos a un momento económico y social que está teniendo su repercusión en nuestra labor asistencial: fumar es caro. Cada vez más. Mucha gente no tiene dinero. Cada vez menos. Las motivaciones externas, forzadas, no buscadas, también tienen su importancia. En nuestro caso, las solicitudes de deshabituación del tabaco generadas por el tema económico ya suponen el 18% del total (50,6% para salud; 9,7%, por presión familiar, y 22,1%, por conciencia de adicción). Pacientes que se encuentran en paro o que prefieren dedicar el dinero a otras funciones representan un nuevo fenómeno que no dudamos que irá creciendo con el tiempo. El precio del tabaco no para de subir y parece que no se detendrá hasta llegar a los precios habituales en el resto de Europa (6 € de media en Francia o 9 € de media en Inglaterra). Una persona que gasta un paquete de tabaco al día tendrá un gasto al año de unos € 1.460, o lo que es lo mismo: aproximadamente un sueldo y medio para muchas personas para la financiación de la adicción de un año .

La Mañana, 22 de Agosto de 2014

 


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